Wednesday, May 23, 2007

poeMARTES 044




Amor de mis entrañas, viva muerte,
en vano espero tu palabra escrita
y pienso, con la flor que se marchita,
que si vivo sin mí quiero perderte.

El aire es inmortal. La piedra inerte
Ni conoce la sombra ni la evita.
Corazón interior no necesita
la miel helada que la luna vierte.

Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas,
tigre y paloma, sobre tu cintura
en duelo de mordiscos y azucenas.

Llena, pues, de palabras mi locura
o déjame vivir en mi serena
noche del alma para siempre oscura.

El poeta pide a su amor que le escriba/
Federico García Lorca [España, 1898 – 1936]
http://home.tiscali.be/ericlaermans/cultural/fglorca.html
http://www.los-poetas.com/a/lorca2.htm
http://www.epdlp.com/escritor.php?id=1953
http://www.tinet.org/~picl/libros/glorca/gl000000.htm
http://www.poesia-inter.net/indexfgl.htm
http://www.tinet.org/~elebro/poe/lorca/lorca.html
http://www.garcia-lorca.org/

Contenido

A Ítaca llegué, mas no era Ítaca – Sergio Borao Llop
No todavía – María Luisa Lázzaro
Aliento de cuerpo - Plinio Chahin
Una palabra tuya es una isla – Mari Cruz Agüera
Maestra – José Rafael Lantigua
Suspiro blanco II – Thelma Kirsch

A Ítaca llegué, mas no era Ítaca

Sus calles parecían las calles de Ítaca.
Las gentes hablaban el viejo idioma.
Los vestidos y peinados de las mujeres
eran iguales que en Ítaca. Las casas,
los palacios, el hogar de mis padres,
los cantos de los pájaros...

Los dioses eran los dioses de Ítaca,
los pórticos, el río, los esclavos;
el vino era sin duda el vino de Ítaca,
también los mercaderes y manjares.

Todo estaba en su sitio, pero aquello
no era lo que dejé, lo que anhelaba
encontrar al regreso...

A Ítaca llegué, mas no era Ítaca
o no era yo quien a Ítaca llegaba.

© Sergio Borao Llop

No todavía

Que sea viernes pero no todavía,
espérame en la cuenca de los ojos del olvido.

Aún me quedan zapatos sin estrenar en las calzadas de las risas,
No me asustes cada noche,
no digas que es un apurar las tareas,
que no deje sin terminar las mazamorras de la vida cuadriculada.

Te juro que ya guardé los trajes de fiesta,
los sin cuello y los sin manga.
Pero…

de vez en cuando… la nostalgia de un algo sin andar,
sin estremecer las comisuras de los poemas, inconclusos
en la piel de las manos guardadas en cajas vacías.

De vez en cuando quisiera encontrar frente a frente
la delicia de un chocolate en crema
entre mi boca y el mundo.

Que sea viernes, cuando más duelen las salidas de farra
que nunca se acarician.

La soledad llena la agenda de prioridades el domingo.

El viernes… ya no hay espacio en los descansos de las mentiras
del no hay tiempo para las juergas del temblor.

Aún así… no todavía, espera, es posible algún recodo…

Se borre todo el arsenal de agendas colmadas para no sucumbir.

© María Luisa Lázzaro

Aliento de cuerpo

Voy a quemar el último aliento
La caída de tu ojo
El mármol de tu cuerpo donde habito
Encendida vela subterránea
Que sacraliza este acto de bestia
Y que es en ti tan violento pero tierno y recio
Como cama de diosa

© Plinio Chahín

Una palabra tuya es una isla

Para calmar el roto de mi alma
yo sólo necesito
morder tu voz a oscuras
en medio de un camino desgastado.
Saber que estás y tiemblo
sin tocarte siquiera
y que esta soledad que me disfraza
no es más que un fingimiento.
Me basta con tener una certeza,
que si la vida, a veces, por costumbre,
me anega en la nostalgia
una palabra tuya es una isla
donde sentirme a salvo.

Yo no persigo al águila que eres,
escojo ver sus alas contra el viento
y compartir la paz que te alimenta,
me sirve y sin embargo
hay noches que quisiera ser cereza
y morirme en tu boca
(perdóname si acaso esos deslices)
Ya sé que soy cobarde y no enfurezco
y ni siquiera caigo en el desmayo
pero que esto es amor, qué duda cabe.

© Mari Agüera

Maestra

MAESTRA
pronto será verano
para salir de ronda por los traspatios
a recordar tu nombre.

Maestra
pronto será después
para nombrarte a solas
junto a los duendes que rondan
en los efluvios de la mañana.

Maestra
que sea verano pues,
un verano largo que no cese jamás
entre las ruedas de la memoria.

© José Rafael Lantigua

Suspiro blanco II

Carmín
agua que bebo desde las puntas de tus dedos
invadida por el aroma de las algas
y el hilo invisible que rompe tu presencia

Atada de mimbre y orgasmos
espero tu boca, montaña ardiendo
y enumero lo nuestro antes de que implore
por un suspiro blanco.

© Thelma Kirsch
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© mediaIslapoeMARTES 29 de agosto 2006.-

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