Saturday, May 12, 2007

poeMARTES 025




El verano envejece, madre fría,
y los insectos son raros y escuálidos.
En este hogar palustre solamente
graznamos, nos ajamos.

Las mañanas se van en somnolencia.
El sol tardíamente nos alumbra
entre cañas sin nervio. Moscas fáltannos.
El helecho se muere.

La helada hasta la araña envuelve.
Cierto que el dios de la abundancia
por aquí anda. Nuestra gente
adelgaza, da pena.


Otoño de ranas/ Sylvia Plath

(Estados Unidos, 1932-1963)
http://personal.telefonica.terra.es/web/poesiainfantil/poeplath.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Sylvia_Plath
http://www.beatrix.pro.br/literatura/plath.html
http://abm-enterprises.net/spanish/fourpoemsplath.html
http://www.sylviaplath.de/plath/lisaarticle.html
http://www.lamaquinadeltiempo.com/poemas/plath01.htm
http://olerki-poesia1.blogcindario.com/2007/03/00143-poemas-de-sylvia-plath.html
http://www.epdlp.com/escritor.php?id=2150

Contenido

Frente al mar - Beatriz Martinelli
Encantamientos - Edilberto González Trejos
Jardín de ruta - Graciela Chajud

Frente al mar

la espuma encerrándose entre las piedras
resbalando sobre el musgo verde

quiero asirme de un brazo
encontrar una mano que me sosiegue
acariciar unos bellos dedos
suavemente
enroscarme en unas piernas
fuerte

frente al mar
con la soledad más extensa
y más profunda
el mundo es ajeno
y está distante
ocupo un pequeño lugar
en este espacio

no lleno ningún hueco
no soy cauce de ningún arroyo
no sostengo
ni una verdad ni una mentira
no soy útero
no soy conducto
no soy regazo

pero aquí
frente al mar
siento

© Beatriz Martinelli

Encantamientos

I


Pulsaste una cuerda intangible,
insuflaste vida
sobre mi barro palpable;
surgió una serpiente
que altera mi forma arcillosa,
tú eres la encantadora
que mueves la sierpe al baile,
a tu antojo sueltas la flauta
y adormeces mi ofidio
en su olla
- la arcilla está viva,
resguarda el peligro secreto –

II

Perlas anestesiadas
cercanas al sueño,
yacen bajo lajas
semejantes a ébanos
caprichosamente
enclavados en el llano,
una sabana seductora
y engañosa.
Una lluvia mágica
se precipita sobre la sabana
que ya no seduce
si no que acepta gustosa
la humedad sobre ella;
tu mano, la lluvia
sobre mis ébanos yertos,
despierta mis perlas
de su etéreo engaño:
Una sabana preciosa
y perlada
allí donde nada había,
humedad misteriosa.

III

Obnubilado
por un humo
veleidoso y sinuoso
que danza y juega
con mi claridad mental;
Tú asciendes,
apenas un vapor
poco notable,
mas te precipitas,
rompiendo
mi negro firmamento.
Claramente te diviso,
llevándote
los despojos inservibles
de mi mente afanada,
afinando mi razón:
El Diamante
detrás del carbón.

IV

Tus ojos,
un océano
brillante, profundo, misterioso
que contiene un continente
sumergido en sueños.
La oscuridad que emerge
de la claridad cristalina
del océano,
al igual que el negror
de tu cabellera,
me arrulla
cual si fuera una oscura
y desconocida canción de cuna,
sin la que nadie está completo.
Cuando me hablas
puedo sentir tu música,
el amor del misterio
de tus ojos,
el aroma de tu cabellera
y mi corazón se abre a tu voz,
despertando mi sueño oceánico
en tu continente.

V

Una discreta franja de cielo
aparece clara y celeste
ante mis ojos,
en medio de nubes negras
caóticamente acaparando
mi horizonte mediterráneo;
una fina faja de mar,
serena y azul,
se cuela
por tu lúgubre procesión,
amenazando tu cruz
y anima mi marcha.

VI

Eres un espejo
en el vértice
de mi pared,
pared limitada
por el techo
de mi temor;
mirándote,
mi pared no tiene fin
ni límites,
en mi corazón,
la vida de eleva
a la ene potencia;
el techo
deviene ilusión
y un transeúnte cree
que el espejo es ilusorio,
mas yo te creo real,
desecho el techo,
no necesito promesas
ni revelaciones,
sólo tú,
espejo en el vértice.

VII

Ella jamás necesita analogía alguna,
ella es la canción perfecta,
no tiene nombre de mujer,
ella es todas aquellas y
ella no es ninguna...

© Edilberto González Trejos


Jardín de ruta

Desmoronan hojas, desmesuradas hojas
abanico de infinitos color ocre.
El sonido a hojas húmedas, moja
el origen de mi ruta.
Por instantes a partículas
quebradas y yacientes
Por segundos a fragmentos
de ramas coloridas, verdes frambuesas,
uvas chinches en la arrugada vid,
moras maduras sobre el césped.
Desabrocharon oriundas fragancias
a inviernos anclados en escarchas.
que aún busco.
Y a veranos, desprendiendo
calientes fluídos a rosas rococó,
prendidos en la imagen
que nadie ve.

© Graciela Chajud
______________
© mediaIslapoeMARTES 17 de mayo 2005.-

1 comment:

Edilberto González Trejos - Autor said...

Celebro una vez más esta iniciativa!
Es impresionante la diversidad y el talento!!!
Saludos de Edilberto González Trejos
"Songo"