Dos cuerpos que se juntan desnudos
solos en la ciudad donde habitan los astros
inventan sin reposo el deseo.
No se ven cuando se aman, bellos
o atroces arden como dos mundos
que una vez cada mil años se cruzan en el cielo.
Sólo en la palabra, la luna inútil, miramos
cómo nuestros cuerpos son cuando se abrazan,
se penetran, escupen, sangran, rocas que se destrozan,
estrellas enemigas, imperios que se afrentan.
Se acarician efímeros entre mil soles
que se despedazan, se besan hasta el fondo,
saltan como dos delfines blancos en el día,
pasan como un solo incendio por la noche.
Se juntan desnudos / Jorge Gaitán Durán
[Colombia, 1924-1962]
http://amediavoz.com/gaitan.htm
http://www.epdlp.com/escritor.php?id=2479
http://triplov.com/surreal/bedoya.html
http://www.palabravirtual.com/index.php?ir=crit.php&wid=297&show=poemas&p=Jorge+Gait%E1n+Dur%E1n
http://www.poesiaspoemas.com/jorge-gaitan-duran
http://www.poema-de-amor.com.ar/poemas-de.php?autor=728&ap=g
http://paisdelviento.blogspot.com/2006/09/jorge-gaitn-durn-colombia.html
http://www.poiesologia.com/poeta.php?codigo=152
http://www.antoniomiranda.com.br/Iberoamerica/colombia/jorge_gaitan.html
Contenido
Denis Mota – Mujer fugitiva
D. R. Mourelle – Casino Chacabuco
Teresa Coraspe – Una mujer se aleja descalza entre la bruma de la tarde
Valentín Amaro – El poeta
Ángel de bruma – Sergio Borao Llop
Basilio Belliard – Los que se aman
Mujer fugitiva
Toda la mujer que he sido
—herencia de mis pasados—
cabe en las ausencias enemigas
máscaras que dejé en el camino
rostro inmemorial que arrojé al río
hoy sólo conservo el desnudo del corazón
la casa tibia.
Los años vividos
son la sombra
la nostalgia de mi historia.
Prefiero lo que soy hoy
los frutos ignorados de la lluvia
la pitahaya —por ejemplo:
en su rojo carmesí adherida a lo alto del jabillo—
los paseos nocturnos iluminados por el silencio
de ese macho enroscado en mi cintura
bajo la luz de los faroles de las calles solitarias
vigiladas por cuchillos persuasivos
geografía de ladrones urbanos
y de crónicas rojas.
Mi tránsito es invisible
es corto
voy en el tren cotidiano de la existencia
y siento en los costados rumor de muerte
soy una mujer fugitiva de lo que fui
y de los sueños premonitorios
que me abandonaron en el camino.
© Denis Mota
Casino Chacabuco
El lápiz — caído al suelo entre cama y biblioteca
por un tiempo — luego de rescatado
desdobló su trazo en las hojas — del anotador
como si quisiera escribir
otra cosa
amable revancha por mi descuido
o paciente manera de apuntarme que — sin él
las barajas permanecerían tapadas
y ni siquiera perder podría
heroicamente
hasta el último clavo
de mi cornisa
© D. R. Mourelle
Una mujer se aleja descalza entre la bruma de la tarde
Voy caminando sobre las espinas abiertas de la tarde
con el grito apretado entre mis labios
quiero verlo estallar y romper este silencio
que aturde y se adhiere entre la piel.
El abismo de la nada (que sé dónde queda)
enseña su ojo y dientes afilados
no podía proseguir no podía
busqué y he buscado sin encontrar jamás
el lado de tu rostro que diseñé con el barro de la espera
No es fácil, no lo era, construir con hierros encendidos
alrededor
y las distancias dispuestas a cercarnos
para borrar las huellas insomnes
yo deseaba fusionar dos vidas entre una
yo anhelaba lo que no era posible
yo quería la lentitud de tu mirada en la mañana despierta
vagué buscando una respuesta
y la desesperación fue el logro tatuado entre mis hombros
así anduve poseída por la inconformidad y el desasosiego
en medio de una desesperación delirante
Presentí que las cenizas apagarían tus ojos y los míos
Encendí la hoguera con el mismo cansancio de mis pasos en el recuerdo
al cansancio de tus pies
era la forma de borrarte de borrarnos
la respuesta no habla en absoluto de ti
me niego a descifrarlo
Vino la lluvia y un viento incontenible en el tapiz de la ventana
observé los árboles furiosos y las piedras que una a una caían
entre mi boca las mastiqué lentamente
tanto que las fui transformando en arena que hacía sangrar mis labios
Nada era extraño y sí lo era: una mujer se aleja descalza por la tarde
es mayo que también se va se pierde en la tristeza
Quizás una sonrisa un rictus de dolor
así se va al origen de las cosas idas
ella, como siempre, regresa a la inversa de su sombra.
© Teresa Coraspe
El poeta
Gris y descalzo
el poeta arma su hendidura
se busca en su infancia
—patria de la que nunca ha logrado escapar—
disperso en imágenes
y disgregado
en el tedio de las horas
© Valentín Amaro
Ángel de bruma
Vestido como en el mundo
ya no se me ven las alas
Rafael Alberti
Yo he visto los reflejos que la niebla
esparce en las cunetas y en el cielo;
fui testigo del fuego y de la escarcha;
vi la rebelión del alba en los tejados,
las danzas de los gatos, la partida
de esas nómadas aves que no vuelven,
el verde resplandor del horizonte
perdido entre montañas y jilgueros.
Yo vi caer la nieve sobre la tarde agonizante;
también anochecer en las orillas
de un arroyo que fluye hacia el olvido,
y el fleco de la lluvia en la distancia.
Pero los delirantes dioses me cegaron
por no acatar la fe de los horarios.
Fantasma de mí mismo, vago
por los interminables pasillos
de una realidad que no es la mía.
Sobrevivo
en este invierno largo
contra viento y arena sobrevivo
sin dios ni arma ni salvoconducto.
Sobrevivo
letra a letra, incoloro
epitafio, paredes desconchadas,
alas ensangrentadas, vertederos
de palabras antiguas, sobrevivo,
superviviente apenas, sobrevivo
como la sombra leve de un naufragio.
© Sergio Borao Llop
Los que se aman
Los amantes,
acuestan su paladar en su lecho,
en líquidas ascensiones
de tacto y cadencia.
En gelatinoso descenso,
hunden su orgasmo en el vértigo
como una petite mort
en hilos de fulgores o delirios.
Los que se aman juegan a dormir
sobre abismos;
náufragos sus besos,
abren en jazz o almíbar,
la celebración de los cuerpos
devorados en la noche y la pendiente.
© Basilio Belliard
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mediaIslapoeMARTES 31 de Julio de 2007.-